En estos días, cuando el año da sus últimos
coletazos, en esos días, en que se reúnen las
familias...
Por más tiempo que pase desde que os
fuisteis, no logro aquietar ese
dolor que al
sentiros, pero no teneros, me produce.
Intento guardarlo para mi, ¡que nadie lo
sienta ¡
Rememoro situaciones jocosas y tiernas
de las
que fuisteis los protagonistas. ¡A todos os recuerdo!
Y entonces me vienen a la cabeza
situaciones
como estas o parecidas...
Me acuerdo Yolanda, de aquellas Navidades,
que Miguel Ángel hizo una riquísima
tarta
de queso y tu te hartaste de
comer, decías que
era la cosa mas deliciosa que jamás
habías probado, jajaja....¡tú que
nunca
quisiste probar el queso! (decías que te
producía ganas de vomitar el solo
pensar que
podías comerlo) Querías saber de que
estaba
hecha y no te lo dijimos hasta que
acabaste de
comer, ja,ja,ja princesita, la de cosas
que nos
llamaste cuando te lo dijimos... ¡Eras
tremenda!
Te encantaba sonrojarme y cuando íbamos
por
el centro, en cualquier semáforo
(llenito de
gente) me decías gritando ¡te
quierooo! Todo el
mundo se volvía a mirar y yo me ponía
roja
como un tomate, ¡como disfrutabas
condenada! ja,ja,ja.
También recuerdo, cuando debido a un
grave
problema, en casa íbamos muy mal de dinero
y
tú te desvivías para ayudarme. Me lo
enviabas con el conductor del autobús
del
pueblo, donde nos tuvimos que ir,
por
prescripción facultativa, cuando no
podía ser por el banco.
Otras veces me llegaba a casa un envío
de
comida enorme, con todos los productos
que yo
solía necesitar de un superet. Yo,
asustada por
el dineral que valdría, decía alarmada,
que
no había pedido nada, pero me
decían…Señora, está pedido desde esta
dirección y además está pagado.,
ja,ja,ja ¡Qué
bien nos venía y que ternura, por ti, me
invadía!
En todos los problemas de casa siempre
estabas a
mi lado, querida hija, apoyándome,
tanto
cuando estabas en ella como cuando
no.
Es verdad que tuvimos alguna que
Otra escaramuza, ja,ja,ja, pero el amor siempre
ganaba.
¡Fuiste una gran madre, una abnegada
hija
y una generosa esposa! Solo sabias dar a
toda
la familia (sin esperar nada por ello) y
en
cambio a ti… ¡que poquito te dimos!
Y ahora, querida hija mía… ¡no estás! Te
fuiste en una maldita carretera…
¡Sois tantos ya, los que no estáis….!
También me viene el recuerdo de una
familia
muy humilde, donde solo se comía pollo
por
Navidad y cordero en Noche Buena,
jajaja,
Aun me parece ver a mi padre, tiznada la
cara con los leños de la chimenea
jugando con
nosotros, persiguiéndonos
alrededor de la mesa
del comedor y gesticulando,
mientras nosotros
corríamos y reíamos alborozados.
Los turrones los hacia mi pobre madre,
picando
en el mortero cacahuetes, miga de pan y
azúcar, que no recuerdo si luego
la
caramelizaba o algo así.
Me acuerdo de las castañas asadas,
en una
sartén agujereada, en las brasas de la
lumbre.
De los higos rellenos de nueces,
almendras y
avellanas ¡uno de los más
exquisitos y
deliciosos manjares que habían!
ja,ja,ja...
Me danzan tantas y tantas cálidas vivencias
por la cabeza…
¡Y no sé por qué puñetas, esos hermosos
y tiernos
recuerdos me ponen triste!
Pero... ¡me ponen y mucho!
María Sena
3/01/2014