viernes, 17 de enero de 2014

En estos días, cuando el año da sus últimos

coletazos, en esos días, en que se reúnen las
familias...

Por más tiempo que pase desde que os

fuisteis, no logro aquietar ese dolor que al

sentiros, pero no teneros, me produce.

Intento guardarlo para mi, ¡que nadie lo
sienta ¡

Rememoro situaciones jocosas y tiernas de las

que fuisteis los protagonistas.  ¡A todos os recuerdo! 

Y entonces me vienen a la cabeza situaciones

como estas o parecidas... 

Me acuerdo Yolanda, de aquellas Navidades,

que Miguel Ángel hizo una riquísima tarta

de queso y tu te hartaste de comer, decías que

era la cosa mas deliciosa que jamás

habías probado, jajaja....¡tú que nunca

quisiste probar el queso! (decías que te

producía ganas de vomitar el solo  pensar que

podías comerlo) Querías saber de que estaba

hecha y no te lo dijimos hasta que acabaste de

comer, ja,ja,ja princesita, la de cosas que nos

llamaste cuando te lo dijimos... ¡Eras tremenda!

Te encantaba sonrojarme y cuando íbamos por

el centro, en cualquier semáforo (llenito de

gente) me decías gritando ¡te quierooo! Todo el

mundo se volvía a mirar y yo me ponía roja

como un tomate, ¡como disfrutabas

condenada! ja,ja,ja.

También recuerdo, cuando debido a un grave

problema, en casa íbamos muy mal de dinero y

tú te desvivías para ayudarme. Me lo

enviabas con el conductor del autobús del

pueblo, donde nos  tuvimos que ir, por

prescripción facultativa, cuando no podía ser por el banco. 

Otras  veces me llegaba a casa un envío de

comida enorme, con todos los productos que yo

solía necesitar de un superet. Yo, asustada por

el dineral que valdría, decía alarmada, que

no había pedido nada, pero me


decían…Señora, está pedido desde esta

dirección y además está pagado., ja,ja,ja ¡Qué

bien nos venía y que ternura, por ti, me invadía!

En todos los problemas de casa siempre estabas a

mi lado, querida hija,  apoyándome, tanto

cuando estabas en ella como cuando no. 

Es verdad que tuvimos alguna que

Otra  escaramuza, ja,ja,ja, pero el amor siempre ganaba.

¡Fuiste una gran madre, una abnegada hija

y una generosa esposa! Solo sabias dar a toda

la familia (sin esperar nada por ello) y en

cambio a ti… ¡que poquito te dimos!

Y ahora, querida hija mía… ¡no estás! Te

fuiste en una maldita carretera…

¡Sois tantos ya, los que no estáis….!

También me viene el recuerdo de una familia

muy humilde, donde solo se comía pollo por

Navidad y cordero en Noche Buena, jajaja,

Aun me parece ver a mi padre, tiznada la

cara con los leños de la chimenea jugando con

nosotros,  persiguiéndonos alrededor de la mesa

del comedor  y gesticulando, mientras nosotros

corríamos y reíamos alborozados.

Los turrones los hacia mi pobre madre, picando

en el mortero cacahuetes, miga de pan y

azúcar, que no recuerdo si  luego la

caramelizaba o algo así. 

Me acuerdo de  las castañas asadas, en  una

sartén agujereada, en las brasas de la lumbre.

 De los higos rellenos de nueces, almendras y

avellanas  ¡uno de los más exquisitos y

deliciosos manjares que habían! ja,ja,ja...

Me danzan tantas y tantas cálidas vivencias por la cabeza…

¡Y no sé por qué puñetas, esos hermosos y tiernos

recuerdos me ponen triste!

Pero... ¡me ponen y mucho!

María Sena
3/01/2014